09 julio 2007

En Busca del DragóN FucsiA. NY. 5th chapter.

*Viene del post anterior. Por su estabilidad craneal, comience a leer desde entonces.

Si un desconocido te ofrece pócimas mágicas y un reloj con el que retroceder en el tiempo, di no. Los billetes de ida al fondo de los propios recuerdos están bien únicamente si tienes atada la vuelta.

FIRST WEEKEND INSIDE MY MIND

Esta no era la idea que yo tenía de pasar un fin de semana en NuevA York. Llevo metido en el urinario dos largos días. Saqué la cabeza del retrete hará dieciséis horas. Esto de los recuerdos es curioso. He intentado salir de éste por la puerta, por la ventana por una cañería y por el propio desagüe, pero no hay manera.

El francés dejó de hablarme hace ya tiempo. Creo que se ha fugado a ArgentinA. Tendré que arreglármelas yo solito. Lo último que me preguntó fue que cómo se me ocurrió ir a buscar el DragóN FucsiA a la tienda del anticuario, pero al estar encerrado en un momento concreto de mi vida, no hay manera de recordarlo.

Me repito a mí mismo que después de contar hasta tres, me voy a despertar, voy a recordarlo todo, voy a ponerle un piso a MarietA, voy a comprarle un frigorífico a AlbertO, voy a encontrarle un novio a SuS, voy a leer la dirección escrita en la galletita de la suerte, voy a encontrar el DragóN y voy a ver qué pasa luego.

Cuento hasta tres y no me despierto. Cuento hasta diez y nada. Cuento hasta ocho mil novecientos treinta y tres y tampoco. Al carajo, arranco un canalón y empiezo a golpear la puerta del urinario. Comienza a salir agua residual y la puerta ni se inmuta.

La habitación se inunda. Me veo forzado a bucear entre caquitas y horrores que soy incapaz de describir. El agua fecal no deja de salir a borbotones y la puerta se va agrietando poco a poco. Cede y salgo despedido. El torrente me lleva de un recuerdo a otro. Me agarro a una tapa de retrete.

Algo va mal, el río de heces está llevándome en sentido inverso. Viro la tapa y logro tomar un afluente en la dirección correcta. No sé como será recordar toda una vida inundada de mierda. Avanzo hasta el momento en que el francés se dispone a hipnotizarme.

Nuevo obstáculo. Hay quien lo calificaría de paradójico. Yo prefiero llamarlo putada. Estoy en un bucle. El torrente ha llegado a un punto muerto y no paro de ir del instante en que me hipnotiza, al urinario y del urinario, al momento en que me hipnotiza. No hay más recuerdos, así que vuelvo a estar atascado.

Tengo que trepar hasta el consciente. No será tarea fácil. Si miro hacia arriba, hay un punto concreto en el que veo una lucecita que da al exterior. Creo que es el ojo izquierdo. Siempre me han dicho que cuando duermo, dejo un ojo entreabierto. Hasta hoy era algo que me acomplejaba, pero en él reside mi liberación. En una de las vueltas he visto que hay un saliente que podrá serme útil para trepar hasta el ojo.

Ahí está. Me agarro como un marsupial y comienzo a escalar. Ya está. Lo tengo. Estoy junto al párpado. Ahora sólo tengo que levantarlo. Pesa lo suyo. Tardo aproximadamente diez minutos en abrirlo lo suficiente como para ver el exterior. El mundo real. En realidad, la casa del francés no es muy real que se diga, pero me basta para regresar al consciente.

Me levanto mareado. Ni rastro del francés. Abro el armario en el que tuvieron que meterse mis tres acompañantes justo un momento antes de que cumplan el resultado de la votación. Me explico, el hambre empezaba a acecharles y decidieron votar a quién se comían. El resultado fue de dos votos contra uno. AlbertO iba a convertirse en la fuente de energía de MArietA y SuS. El pingüino se lanza a mis pies prometiéndome el oro y el moro. MarietA me da un beso y SuS lo intenta, pero lo esquivo.

No hay tiempo que perder. Meto mi mano en el bolsillo de mi chaqueta y encuentro el papel con la dirección. Está en chino. Por alguna extraña razón, ninguno de los cuatro sabemos chino. Me pregunto si algún día las cosas saldrán bien a la primera. Como hay hambre, encontramos una solución que satisfaga todas nuestras necesidades. Pedimos comida a un restaurante chino y esperamos a que el chino que lo traiga, de paso, nos diga qué pone en el papelito.

Mientras tanto, recuerdo el motivo por el que decidí buscar el DragóN FucsiA en aquella tienda. Lo que son las cosas, aquella tienda se llamaba FucshiA DragoN.

ContiNuarÁ

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

YO; Salir airoso de ciertas situaciones surrealistas es cosa de "genios"...!hay que ver qué cosas le pasan a nuestro héroe!. Sigo esperando sus noticias. YO.

19:23  
Anonymous Anónimo said...

ola primo ya e visto tu cuento y es mu gracioso tnmos k ir al cine abrazos y asta pronto

13:49  

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