27 junio 2007

En busca del DragóN FucsiA. Final del primer viaje.

*Viene del post anterior. Por su estabilidad craneal, comience a leer desde entonces.
Lo malo de estar inconsciente durante dos días es que son dos días que te pasas sin fumar. Y luego eso hay que recuperarlo. Claro que yo ya no fumo. Lo dejé hace treinta años. De hecho sólo fumé un cigarrillo una vez y fue para evitar que una chica muy fea me besase. Aunque es cierto eso que dicen. No hay día en el que no me fumaría trece cartones y un puro cubano.
DÍA 10

El desconcierto es ya parte fundamental de mi vida, pero aun así no termino de acostumbrarme. Una sacudida brusca y un traqueteo constante me despiertan. Estoy en una especie de autobús antediluviano. Veo dos hileras de butacas de madera, forradas de cuero marrón, a cada lado de un pasillo tan ancho como mi mano. A mi izquierda AlbertO mira por la ventana. Hay tres a cada lado. Miro por la de mi derecha y el suelo parece estar muy lejos. O este autobús tiene unas ruedas enormes o no es un autobús.
Me levanto de un salto y mi cabeza se estrella contra el techo. AlbertO se emociona al escucharme blasfemar. Tras de mí, MarietA trata de beber de una pila que hace por lo menos un siglo que debería haber sido retirada. A la compleja pregunta "dónde estoy", la respuesta es muy simple pero confusa. En un RohrbacH R-VIII RolanD color rojo de 1928.
Trato de que alguno de los dos sea un pelín más específico, pero es tarea harto complicada y vuelvo a sentarme. No me gustan los aviones porque no entiendo cómo una cosa que pesa más que yo pueda volar si yo no puedo hacerlo. Pero me gustan menos las tartanas en las que los tornillos poco a poco comienzan a salirse de las tuercas y el fuselaje temblequea como un bebé en medio de una autopista.
Cuando la ventanilla empieza a agrietarse me altero un poco y comienzo a correr de un lado al otro de la matraca en la que voy a encontrar una muerte segura y amenazo con darle un puñetazo a una de las láminas si alguien no me explica qué está pasando.

AlbertO suspira y lamenta que les haya estropeado la sorpresa. Así están las cosas.

El DragóN FucsiA no es un dragón de verdad sino una especie de flor, navío y/o libro. Más concretamente puede ser cualquier cosa menos un dragón de verdad. El dichoso DragóN está oculto en un lugar seguro más o menos al este, oeste, norte, sur de la ciudad de NuevA YorK y allí es adonde vamos. Viajamos en una réplica del avión que realizó el primer viaje de BarcelonA a MadriD. Hasta anteayer estaba sujeto a una grúa y daba vueltas sobre sí mismo a modo de vibrante atracción. Ahora vibra más porque lleva mil trescientos kilómetros recorridos, lo cual ya es un jodido milagro. Un tal JaumE, que es el señor que está en la cabina en este momento, le instaló un par de depósitos de combustible adicionales para que no se cayese nada más despegar.

A la pregunta de por qué no viajar en un avión de verdad, no obtengo respuesta. El tal JaumE grita desde la cabina que nos sentemos y nos abrochemos las correas si no queremos comenzar a centrifugarnos porque tiene que aterrizar para repostar otra vez. JaumE define como correa a una cuerda podrida de color indefinido.
Según AlbertO hemos parado en NanteS, DubliN, ReyjaviK, GoodthaB y Goose baY -CanadÁ-. Ahora toca BostoN y de ahí a la Gran manzanA.
Tardo alrededor de cinco minutos en situar en un mapamundi mental tres de los seis sitios que me ha dicho, los otros tres creo que no existían en la edición del mapamundi que me compró mi madre. Cuando veo que el ala derecha comienza a tener serias intenciones de independizarse del resto del aeroplano, me desmayo, para variar.

ContiNuará