*Viene del post anterior. Por su estabilidad craneal, comience a leer desde entonces.
Llega un momento en la vida de todo ser humano en el que uno se detiene y se pregunta si el camino recorrido ha merecido la pena. A ver. He conocido a un pingüino cojo, gracias a él me han torturado, he sufrido coma etílico, me he enamorado de una cabaretera, he enfermado, he estado a punto de morir en un avión prehistórico, he violado el espacio aéreo estadounidense y casi cojo la rabia gracias a un ser peludo que nunca debió nacer. Y todo por hacerle caso a un marinero agonizante. Sí, sin duda ha merecido la pena
SEVENTH DAY IN LA GRAN MANZANA
Donde ayer estaba la tienda de antigüedades, hoy abre sus puertas un inmenso centro comercial. Todos los chinos de la manzana, a la calle. A la calle literalmente. La misión es sencilla, encontrar al anticuario. MarietA, SuS y yo nos dividimos en tres grupos. Peinaremos todo el barrio.
He hecho un retrato robot del anticuario. Surte efecto. Gracias a mi gran habilidad como retratista, MarietA me trae a cinco vietnamitas, un coreano, dos japoneses y un venezolano. Ninguno de ellos es el anticuario. SuS, orgulloso, se acerca con un nigeriano y una niña de catorce años. Tampoco son el anticuario. Va a ser más complicado de lo que esperaba.
AlbertO llega de YalE a media tarde y se une a la búsqueda en un cuarto grupo. Le noto raro, pero como es un pingüino, tampoco estoy muy seguro. A los cinco minutos se pone a insultar a todo el mundo y a orinar en todos los puestos de frutas. Le noto alterado, así que dejo lo del anticuario para otro momento y le invito a una cerveza.
Siete barriles después, abre su corazón. Su hijo universitario, el que estudiaba vivisección en cinco pasos, dejó la carrera la primera semana. Al parecer, lo de someterse a autopsias estando vivo no es lo suyo y abrió una peluquería para bebés con el dinero de su familia. No funcionó y ahora vive de okupa con una mujer divorciada y cleptómana. Como no soy muy bueno dando consejos, le obligo a beberse tres barriles más. Cuando pierde la consciencia definitivamente, continúo mi búsqueda.
Encuentro al anticuario fumando opio en un urinario público. No sabe quién soy. Le recuerdo que soy al que encasquetó una jaula con un ser dentro. Me pregunta por él. Le respondo que imagino que seguirá en el contenedor donde lo dejé y por alguna extraña razón me escupe. Debe de ser su forma de agradecérmelo, así que no me ofendo. Voy al grano y le pregunto por el DragóN FucsiA. Me mira raro, se mete otra dosis de opio a los pulmones y me invita a una calada.
Doce horas después, MarietA me encuentra inconsciente con la cabeza metida en un váter. Tira de la cadena y reacciono. Ya sé dónde encontrar el DragóN FucsiA. MarietA aplaude y me apremia a que se lo diga. No me acuerdo. El opio se ha comido la mitad de mis neuronas y la otra mitad no sabe de que le hablo. Sugiero que se lo volvamos a preguntar al chino. Va a ser difícil porque según me dicen, el FBI lo ha mandado a GuantánamO. Preferiría no ir hasta allí a buscarlo.
SuS tiene una idea para hacerme recordar. Se llama regresión y tiene un amigo francés que lo hace como quien come sopas.
ContiNuarÁ
1 Comments:
Palabra de Fox: Capítulo a capítulo voy dándome cuenta que "nuestro héroe" es un valiente y un gran aventurero...Espero con muchísimas ganas más capítulos. Yo.
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