26 abril 2007

Cuando seas mayor

Papá... ¿por qué a veces las palabras que quiero no son las que salen por mi boca? Será que no cofías en ellas. Papá... ¿Es malo tener miedo? Supongo que no. Pero papá... a mí el miedo me hace ser otra persona. ¿Y cómo es? No sé... Diferente. Me prefiero a mí.
Pues no dejes de ser tú.


...


Papá. ¿Sí? ¿Tú me quieres? Claro que te quiero. ¿Pero me quieres porque eres mi papá o porque me lo merezco? Es imposible no quererte. Quien no te quiera es que no te conoce. ¿De verdad? De verdad. Entonces, tener miedo es malo. Porque nadie puede querer a esa otra persona que sale cuando tengo miedo. ¿Pero de qué tienes miedo? De no saber como responder a la gente que me habla. ¿Y cuando te pasa eso? Cuando me habla gente más mayor, o más lista, o más divertida, o gente que me importa y quiero agradarla. Escúchame bien. No puedes tener miedo a ser tú. Como si es el Papa de Roma el que te habla, si no le gusta como eres que se joda. Has dicho un taco.


Papá... A veces necesito hablar con algunas personas para sentir su cariño pero no tengo nada que contarlas y tengo miedo a que esas personas se aburran y no me den su cariño y entonces me entrarán los nervios en la barriga y entonces dejarán de quererme porque no soy interesante y les hago bostezar y prefieren hacer cualquier cosa antes que estar conmigo y como eso me da miedo, se me revuelve la tripa y no salen las palabras que yo quiero sino otras más tontas y sólo los tontos dicen tonterías.


...


¿Papá? Cariño, coge el teléfono y pregúntaselo a tu madre.



Y resultó que los adultos no lo saben todo. Que también tienen miedo y que crecer no siempre hace que veamos las cosas más claras. Y que hasta el Papa de Roma ronca por las noches y a veces le huelen los pies y se tira pedos y que a Einstein le suspendieron en Matemáticas y que nadie es tan listo para no equivocarse y que las mamás tampoco lo saben todo y que un día igual llego a ser presidente o astronauta o alcalde o igual no.


Y que lo malo no es tener miedo, que lo malo es no saber cerrar los ojos, respirar muy profundo y volver a levantarse.