21 enero 2007

Tic... Tac... Tic... Tac... Tic... Toc... Tuc

Qué cabrón el tiempo...

Pasa como le da la real gana. Si necesitas una hora, la maldita pasa en un minuto. Pero si quieres que los minutos vuelen, deciden estancarse y las manecillas del reloj te miran mientras avanzan y retroceden a su antojo.

Ayer fue sábado. Y para variar, el domingo llegó mientras yo paseaba de un lado al otro de la barra. Era el cumpleaños de una buena, muy buena amiga. Para los menos avispados, la palabra amiga significa lo que significa; amiga. Y eso es mucho, pero no más.

Mis piernas comenzaron a flaquear a eso de las cuatro de la madrugada. Los ojos se unieron a la rebelión una hora más tarde. Aún así me vi en la obligación de quedarme hasta que la fiesta tambien se diera por terminada en los demás. No me entiendan mal, no soy un santo, pero cuando alguien cumple años merece toda mi atención.

El caso es que el tiempo trancurría como le apetecía. Eso quiere decir que avanzaba en el sentido contrario a mi deseo.

Que eso no me importe me suele ocurrir pocas veces. Sólo una persona en la faz del planeta tierra -el único que conozco, por cierto- logra que el tiempo deje de importarme y me sorprenda a mí mismo con siete horas menos de vida. Y, lo que es más importante, me alegre de haberlas empleado así. Con esa excepción, el paso del tiempo, sea rápido, sea lento, me jode.

Hablando del tiempo... Mi reloj de pulsera decidió que ya no aguantaba más el jueves pasado a las diez cero cinco minutos y treinta y cinco segundos. Lo irónico es que desde entonces no he tenido ni un segundo para comprarle una pila nueva. Así que el tiempo sigue tocándome los cojones.

Probablemente te estés preguntando en qué demonios te afecta a ti, como ser humano con problemas e inquietudes, el hecho de que a mí se me haya parado el reloj. Bien. Tienes toda la razón y admito la posibilidad de que desees pegarme una patada en la cara por hacerte malgastar el tiempo -otra vez la palabra mágica- leyendo este derrame cerebral.

La cuestión es: ¿Y si se te parase a ti? Quiero decir, si se te parase para siempre. Y no me refiero a "Oh, vaya. Tengo que comprar una pila nueva". No, no. Me refiero a la lejana posibilidad de que tu reloj se fuese al garete y tú con él. Si justo antes de que eso pasase pudieses mirar atrás y valorar, ¿te dirías "Bueno, no pasa nada. Lo pasé bien y aproveché cada intante"? O en cambio, ¿emitirías un gruñido al darte cuenta de las horas malgastadas y los caminos equivocados que tomaste?

Piensa en ello. Yo lo he hecho. He lloriqueado desconsoladamente y he decidido aprovechar cada instante de mi vida. Después me he tomado una copa y me he quedado dormido durante dos horas.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

El tiempo es un regalo, nos permite tener recuerdos (buenos y malos) y nos deja la incógnita de lo que ocurrirá luego.
Nos deja, además, vivir este momento, éste que se acaba ahora.

Sin embargo nos pasamos la vida pensando y planeando lo que vamos a hacer más adelante, sin darnos cuenta que a la larga es una auténtica pérdida de tiempo.

"Soñar es gratis" se suele decir, pero eso no es cierto.
Los sueños se pagan con tiempo, tiempo que puedes emplear en vivir intensamente la realidad y se pagan con lágrimas, llantos al ver que los sueños se esfuman ante tus narices y las ilusiones se convierten en decepciones.

La solución: "Carpe diem".
Vive el momento y deja que lo demás venga por sí solo.

15:37  

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