El idiota
Ella miraba al cielo. El idiota la miraba a ella.
-¿Te has fijado en esos árboles? Parecen gigantes.
Dios, qué hermosa era. Jamás podría acariciar esos preciosos labios. Era demasiado para alguien como él. Demasiado bella. Demasiado sincera. Demasiado tímida. Demasiado buena. Demasiado distinta. Demasiado lista.
El destino gira y es caprichoso. Se empeñó en que lo imposible puede dejar de serlo y un día de agosto sus labios se juntaron y no volvieron a separarse. Hasta hoy.
Pero un idiota nunca deja de serlo.
Todo el mundo, hasta los idiotas, saben que a las flores hay que regarlas; mimarlas; hablarlas y -qué ironía- escucharlas. Pero él, que es el más idiota de todos los idiotas, se olvidó de hacerlo. Como si siempre fuese a estar allí.
Quizá no sea demasiado tarde. Quizá sea que las flores raras marchitan en otoño y resurgen en enero. Quizá. O quizá no.
El idiota -que no aprende, porque es intrínseco a su naturaleza- se regará a sí mismo con cerveza. Se acurrucará en su cama abrazando a la almohada. Llorará y se quedará dormido. porque de pronto se ha acordado de que un día de septiembre quedaron en verse siempre en los sueños.
Tal vez no sea idiota. Tal vez sólo sea un sonámbulo con mala memoria.
Si os la encontráis, decidle que un idiota pregunta por ella en el primer sueño a la izquierda.
-¿Te has fijado en esos árboles? Parecen gigantes.
Dios, qué hermosa era. Jamás podría acariciar esos preciosos labios. Era demasiado para alguien como él. Demasiado bella. Demasiado sincera. Demasiado tímida. Demasiado buena. Demasiado distinta. Demasiado lista.
El destino gira y es caprichoso. Se empeñó en que lo imposible puede dejar de serlo y un día de agosto sus labios se juntaron y no volvieron a separarse. Hasta hoy.
Pero un idiota nunca deja de serlo.
Todo el mundo, hasta los idiotas, saben que a las flores hay que regarlas; mimarlas; hablarlas y -qué ironía- escucharlas. Pero él, que es el más idiota de todos los idiotas, se olvidó de hacerlo. Como si siempre fuese a estar allí.
Quizá no sea demasiado tarde. Quizá sea que las flores raras marchitan en otoño y resurgen en enero. Quizá. O quizá no.
El idiota -que no aprende, porque es intrínseco a su naturaleza- se regará a sí mismo con cerveza. Se acurrucará en su cama abrazando a la almohada. Llorará y se quedará dormido. porque de pronto se ha acordado de que un día de septiembre quedaron en verse siempre en los sueños.
Tal vez no sea idiota. Tal vez sólo sea un sonámbulo con mala memoria.
Si os la encontráis, decidle que un idiota pregunta por ella en el primer sueño a la izquierda.
2 Comments:
Idiota, si te empeñaste en conseguir algo imposible hace tiempo ¿por qué no volverlo a hacer?
Nunca es tarde para recuperar algo si realmente lo deseas...LUCHA.
Si necesitas ayuda para regarte con cerveza, avísame...jeje
Los idiotas no son siempre idiotas, ni las flores tan bellas como parecen.
Todos tenemos sueños y es estupendo cuando se hacen realidad, pero muy duro cuando se esfuman. Intentar mantenerlos es lo que nos hace estar vivos, saber que de nosotros depende que nunca se acaben.
No te culpes por ser "idiota", lucha por que tu sueño no desaparezca.
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