Nada fresquita
No hay nada.
Nada en la maldita nevera.
Los muslitos congelados que mamá pato preparó con tanto cariño a su patito era lo último que nos quedaba y ya está en la cazuela. A partir de este momento, se acabó.
El armatoste blanco está vacío. Lo abrimos y se ríe de nosotros.
-Busca, busca -parece decirnos con su aliento gélido- que no encontrarás nada.
Y eso es lo que hago. Busco cualquier cosa que sea comestible.
Trato de mascar tabaco pero la náusea me invade y lo escupo. Un cigarro menos.
Las pelusas del salón no tienen buena pinta. De momento, ahí se quedan.
El agua da salud, pero no quita el hambre.
Perejil, pimienta, colorante y orégano precisan de algo sólido para que no me sienta como una vaca digiriendo hierba.
Recuerdo que tengo bombones británicos en mi cuarto. La inglesita de adopción estuvo en todo en su última visita. Siempre lo está.
Dos chocolatinas es suficiente por el momento.
He engañado al estómago por un rato pero, ¿qué demonios ocurrirá cuando lo descubra?
Espero que la casera no decida pasarse por casa ahora. Tengo dientes y no dudaré en usarlos. Dicen que la carne humana sabe a pollo. ¿Será esa la alternativa en la lucha contra la gripe aviar?
¿Un patito puede pillarla? No quisiera tener que sacrificar al nuestro. Suelta plumas por la casa, pero es un gran tipo.
Los lémures en cambio, optan por confesarse. Ni mil martillos podrían callarlos. Los zorros blanquirojos comen lo que sea. Hasta pinipones sicodélicos. Hoy esta casa no es para gente con sombrero.
Hay hambre y la nevera está desnuda. Que empiece la función.
Nada en la maldita nevera.
Los muslitos congelados que mamá pato preparó con tanto cariño a su patito era lo último que nos quedaba y ya está en la cazuela. A partir de este momento, se acabó.
El armatoste blanco está vacío. Lo abrimos y se ríe de nosotros.
-Busca, busca -parece decirnos con su aliento gélido- que no encontrarás nada.
Y eso es lo que hago. Busco cualquier cosa que sea comestible.
Trato de mascar tabaco pero la náusea me invade y lo escupo. Un cigarro menos.
Las pelusas del salón no tienen buena pinta. De momento, ahí se quedan.
El agua da salud, pero no quita el hambre.
Perejil, pimienta, colorante y orégano precisan de algo sólido para que no me sienta como una vaca digiriendo hierba.
Recuerdo que tengo bombones británicos en mi cuarto. La inglesita de adopción estuvo en todo en su última visita. Siempre lo está.
Dos chocolatinas es suficiente por el momento.
He engañado al estómago por un rato pero, ¿qué demonios ocurrirá cuando lo descubra?
Espero que la casera no decida pasarse por casa ahora. Tengo dientes y no dudaré en usarlos. Dicen que la carne humana sabe a pollo. ¿Será esa la alternativa en la lucha contra la gripe aviar?
¿Un patito puede pillarla? No quisiera tener que sacrificar al nuestro. Suelta plumas por la casa, pero es un gran tipo.
Los lémures en cambio, optan por confesarse. Ni mil martillos podrían callarlos. Los zorros blanquirojos comen lo que sea. Hasta pinipones sicodélicos. Hoy esta casa no es para gente con sombrero.
Hay hambre y la nevera está desnuda. Que empiece la función.
4 Comments:
cuando no tienes nada que llevarte a la boca en pleno siglo XXI y país del primer mundo lo mejor es meterse a la cama a las 20:00 y dormir en vez de comer. Corres el riego de no despertar, pero dejas de sentir HAMBRE.
yo no descartaría comerme al patito que tenéis en casa. es buen tipo, pero emborracharle y ya veréis XDD ;)
El ayuno os mostrará el camino
¿sabes que hay un tio en la India o por ahí que lleva sin comer o no se qué historias y se mantiene genial el hombre? Estoy bien informada...ups!
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