30 marzo 2006

Ronaldo al Teriyaki

Ayer volví a subirme en el metro.

Hacía dos días que no salía de casa y se me hizo raro. Encontré un asiento libre e hice lo propio. Junto a mí dormitaba un tipo orondo que, no contento con obsequiarme con una serenata de ronquidos y gruñiditos, gozaba de una incomprensible tendencia a inclinarse sobre mí. Tras cerciorarme de que en el vagón no había otro hueco libre, intenté mantener mi mente ocupada con algo agradable...

<<¿Cómo sonaría mi nombre siendo pronunciado por los maravillosos y carnosotes labios de Angelina Jolie? "David". Cielo puro. Si fuera rico y famoso propondría un juego a esa Diosa: Si susurras mi nombre mejor que Scarlet Johanson, podrás llevarte cinco de mis chimpancés y devolverlos a África para que jueguen con esos niños pobres que apadrinas. Y ahí estarían las dos, peleándose por el susurro más delicioso. Duelo de morritos. A Scarlet no tendría que chantajearla por supuesto. Una amiga como ella haría esas cosas encantada>>.

No duró mucho. El gordo gruñó otra vez y provocó que las sirenas se fueran chapoteando hacia otra parte. -Tres paradas más y me largo-.

Dos minutos después, una nueva atracción se sumó al circo ambulante. Un guardia de seguridad y su fiel amigo, Ronaldo. Lo juro, llamó Ronaldo al pobre bicho. El animal se limitaba a observarle con esa mirada triste que sólo un pastor alemán sabe poner.

Mientras Ronaldo se entretenía olisqueándose la entrepierna, el resto de pasajeros comenzaron a comportarse de forma extraña. Unos ponían cara de por favor, que no me huela el bolsillo izquierdo, que no me lo huela. Si sólo consumo de vez en cuando. Si ya sabía yo que tenía que haber cogido el autobús; otros analizaban uno a uno al resto de viajeros: pues ninguno tiene pinta de pertenecer a la Yihad. Claro que tal y como está el patio... Únicamente una viejecita y yo mirábamos al perro con cara de lástima pensando en lo contento que estaría correteando de un lado al otro del Retiro en lugar de estar bostezando junto a su compañero de trabajo.

Finalmente, las puertas se abrieron y salí escopetado de allí buscando el cartel que me indicase dónde debía dirigirme para coger el segundo tren del día. De camino al andén, tres señores distintos me pararon para pedirme cincuenta céntimos, la hora y un cigarro.

Una hora después de haber salido de casa llegué a mi destino; un económico restaurante de comida asiática. Tan sólo tuve que desprenderme de doce euros por un micro bol de ensalada de algas y dieciséis trocitos de pollo empalados en un pincho moruno. Trocitos que, combinados con medio bol de arroz se convierten en lo que los japoneses llaman pollo al teriyaki. Para acompañar, dos rodajas de berenjena y una de zanahoria rebozadas en un castillo de harina. A esto le dicen Tempura. Tem-pu-ra. Yo prefiero referirme al conjunto de los tres platos como Es-ta-fa.

Pedí la cuenta. Tragué saliva. Pagué justito. Doce con o-chen-ta-y-o-cho. Y me largué a mi casa a comerme un bocadillo. Esta vez sólo tardé cuarenta minutos y únicamente me pararon una vez para venderme un anillo de ¿oro? espantoso.

Adoro ésta ciudad.

5 Comments:

Blogger Shay said...

el metro y sus criaturas... y tus fantasías imposibles

14:53  
Blogger David Ibáñez -Fox- Vamos a contarlo en Tiras. said...

Shay debo corregirte. La primera parte es correcta, en cambio, has escrito imposibles cuando en realidad querías decir posibles.

15:14  
Blogger Quentin said...

Te dejas el sushi, majete.
Hubo tres primeros platos compartidos y luego el segundo que pidió cada uno. El teriyaky según creo sólo es la salsa en la que estaban bañados los pinchos que te comiste, el arroz podríamos decir que es algo así como el equivalente al pan.

Por cierto tengo que reconoceros que iba con ilusión pero no me gustaron mucho esos nuevos sabores. Aunque ya sabéis lo especialito que soy para las comidas.

A ver si algún día vamos a un japo que sea de los buenos. Cuando nos den un primer premio de festival o algo, porque sino no nos llega xD

17:01  
Blogger David Ibáñez -Fox- Vamos a contarlo en Tiras. said...

Ah sí, cómo no, sushi. Es decir: un pequeño trozo de pesca crudo relleno de una`porcioncita de surimy del día y cubierto con una telilla de verdura. Una delicia para los sin techo.

17:16  
Anonymous Anónimo said...

¡Qué asco me da el sushi! Especialmente en un día como hoy...ayer me pasé con los vinos, la sangría, el agua de valencia, y la cerveza y hoy no tengo el cuerpo para trocitos de pescado crudo envueltos en arroz y algas...
Por otro lado, eres un genio Fox, me encanta lo que escribes y cómo lo escribes. Un besote!

18:04  

Publicar un comentario

<< Home