03 mayo 2006

Polvo de estrellas

La pequeña Elisa miró al cielo.

Sabía que un atardecer como ese significaba algo. Algo especial. Suspiró y cogió la maletita azul. El camino de baldosas no era amarillo. Nunca encontraría al león miedoso, ni al hombre de hojalata; ni siquiera al espantapájaros. Elisa buscaba un tesoro. Cerró los ojos, extendió los brazos y corrió guiándose por el viento. Cuanto más corría, menos tocaban sus pies el suelo. No tardó en alzar el vuelo. Su melena cobriza le hacía parecerse a una estrella fugaz.

¿Has pedido un deseo?- Preguntó Jonás a su hijo. - Debes hacerlo si ves pasar una estrella como esa.

El niño seguía la estela con los ojos muy abiertos. Por un instante, creyó ver a su hermana.

-Que seas feliz- murmuró.

Jonás dejó escapar una lágrima. Ahora sólo estaban ellos dos.

Elisa abrió los ojos. El tesoro estaba frente a ella. Se acercó temerosa. Quizá no se acordaría de ella.

-¡Cómo no voy a recordar a mi pequeña!-.

Las dos se abrazaron y una estrella brilló con más fuerza que de costumbre.

2 Comments:

Blogger Que empiece la función said...

Lo mismo que pasó con Elisa y ¿su hermano? (permíteme la duda), puede pasar con idea y acción, que ambas se junten y abrazadas puedan crear el más intenso destello. Yo apoyo la moción anterior, jejeje...Muacks!!

23:31  
Blogger Quentin said...

Esta pendiente una reunión para establecer las bases de la productora y las directrices a seguir para cada proyecto.

Voy a proponer aplicar un plan de empresa para que funcionemos como tal.
Véase departamentos, responsables por cada proyecto para su avance, reparto de tareas, etc...

13:53  

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